Una boda simbólica nos devuelve a la normalidad
Por David Marín Alcaraz, animador sociocultural de la residencia ILUNION Baena
Parece que por fin la normalidad comienza a ser real en las residencias, al menos en la nuestra. Hemos tenido la suerte de ser testigos de una celebración muy especial, la boda simbólica de dos de nuestros residentes de ILUNION en Baena (Córdoba), que tuvo que ser paralizada por la pandemia. Se trata de Rosario y Eduardo, que, con 65 años cada uno, decidieron compartir su compromiso con familiares, amistades y profesionales del centro.
Rosario llevaba 3 años en la residencia cuando en 2015 llegó un nuevo residente: Eduardo, quien, desde el mismo instante en que la vio, se quedó prendado de ella. Y aunque a Rosario le caía bien, lo cierto es que no tenía ningún interés en emparejarse.
Cual corredor de fondo, Eduardo trató, poco a poco, de captar su atención, hasta que, en 2019, Rosario decidió darle una oportunidad. Largas tardes de paseos, conversaciones y confidencias fueron construyendo una relación cada vez más sólida y honesta.
Con la sabiduría que da la experiencia, decidieron formalizar su compromiso en un enlace simbólico. Pero la llegada de la pandemia paralizó todos los planes. En aquellos momentos, donde centrarse en cada día para no pensar en lo peor era la única opción, donde los lazos afectivos fueron imprescindibles, decidieron dar el paso de convivir en la misma habitación.
Los vimos pasar juntos el confinamiento, apoyarse, honrar con sus lágrimas a quienes se fueron y agradecer seguir vivos. Y cuando por fin, tras dos años de pandemia, pudieron respirar al aire libre, decidieron celebrar la vida, su proyecto en común, con quienes más querían y con quienes los habíamos acompañado en la residencia con tanto cariño.
El día señalado se engalanaron de forma sencilla a la par que elegante y caminaron con su mejor sonrisa al patio del centro, donde tendría lugar la modesta celebración. Allí les esperaba una sorpresa, pues todo el equipo profesional de la residencia y familiares de ambos nos volcamos en decorar la estancia con mucho mimo, cuidando hasta el último detalle, y preparar la ceremonia, que fue oficiada por la directora de la residencia de ILUNION en Baena, Guadalupe Valenzuela.
Sin duda, fue un día precioso para la pareja, para sus familias y para nosotros, no sólo por verlos tan felices y compartirlo con ellos, no solo por la ilusión y las ganas que habíamos puesto en preparar la ceremonia, sino porque fuimos la prueba de que la vida recupera la normalidad, esa normalidad salpicada de momentos únicos, también en nuestras residencias.
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